3.2 Simulación en la educación
En contextos educativos, la simulación se ha consolidado como una estrategia pedagógica eficaz para facilitar la comprensión de fenómenos complejos, especialmente en disciplinas que requieren alto nivel de abstracción y razonamiento sistémico. A través de simuladores, los estudiantes pueden interactuar con sistemas virtuales y experimentar escenarios realistas, lo que mejora la comprensión de ideas abstractas y favorece la aplicación práctica de conocimientos teóricos (Lion 2005).
En contraste con enfoques instruccionales tradicionales centrados en la transmisión de información, los simuladores favorecen metodologías activas basadas en el aprendizaje por descubrimiento, la resolución de problemas y la construcción significativa del conocimiento, las herramientas de simulación integran tecnologías que vinculan conceptos teóricos con situaciones reales. Esto promueve una pedagogía interactiva, basada en la resolución de problemas y el aprendizaje por descubrimiento, estimulando la exploración y el razonamiento inferencial (Contreras, Torres, and Montoya 2010).
En definitiva, la simulación enriquece la experiencia de aprendizaje al proporcionar una plataforma dinámica y participativa que facilita tanto la experimentación como la asimilación profunda de los contenidos.
3.2.1 El rol de la simulación en la enseñanza de Arquitectura de Computadoras
En la carrera de Licenciatura en Sistemas, la asignatura Arquitectura de Computadoras persigue varios objetivos esenciales: - Comprender la estructura y funcionamiento de las computadoras. - Conocer las diferentes arquitecturas de sistemas microprocesadores. - Evaluar medidas de rendimiento y comparar arquitecturas. - Analizar el impacto de la tecnología de las computadoras en contextos sociales y económicos.
Enseñar los fundamentos teóricos de la organización y arquitectura interna de las computadoras puede ser un reto debido a la complejidad de los procesos involucrados. Los estudiantes necesitan desarrollar altos niveles de abstracción para construir modelos mentales que les permitan entender conceptos como la ejecución de instrucciones, la gestión de memoria o la interacción entre componentes del sistema.
En este contexto, los simuladores se configuran como mediadores didácticos que permiten representar gráficamente procesos abstractos, facilitando la manipulación de parámetros y el análisis de resultados en un entorno seguro, repetible y sin restricciones físicas. Estas herramientas permiten a los alumnos experimentar con configuraciones y parámetros, observar su impacto en el rendimiento del sistema y explorar escenarios hipotéticos sin necesidad de hardware físico.
Además, la simulación actúa como un puente entre la teoría y la práctica, facilitando que los docentes refuercen conceptos abstractos con experiencias concretas. En conjunto, estas ventajas hacen de la simulación una metodología pedagógica invaluable, promoviendo la experimentación y el aprendizaje activo en la enseñanza de Arquitectura de Computadoras (Skrien 2001; Garcia-Garcia et al. 2020; Nova, Ferreira, and Araújo 2013).